Juan Heilborn es una de las personalidades internacionales que nos visitan con motivo de este tercer festival de no ficción: Basado en Hechos Reales, a desarrollarse en el CCK (Sarmiento 151, CABA) los próximos 28, 29 y 30 de noviembre.
Diseñador gráfico y tipógrafo nacido en Asunción, Paraguay. Trabaja en proyectos editoriales y periodísticos desde los noventa. Exhibió su trabajo como diseñador y editor en ATypI Mexico en 2009, en la Bienal de Tipografía Latinoamericana en 2008 y 2012, donde también fue jurado en 2010. Es cofundador de Memetic.Media y como editor de El Surtidor ganó el Premio Gabo 2018 al Periodismo más Innovador de Iberoamérica, y el Global Youth and News Media Prize 2019 por la serie “Los desterrados del Chaco”.
¿Primera vez en nuestro país?
Ya tuve la suerte de estar muchas veces y en varias ciudades, como diseñador y como editor.
¿En qué actividades del BHR vas a participar?
Voy a tener el jueves un taller de cómo ilustrar noticias y estaré una mesa redonda con medios digitales «nuevos» el sábado.
Contanos un poco acerca de Memetic.Media y cuál fue tu participación allí.
Memetic es la organización que fundamos hace tres años, es nuestro marco legal. Su proyecto más importante es El Surtidor, que es un medio de periodismo ilustrado, donde soy co-fundador y editor visual.
Fuiste uno de los autores de Los desterrados del Chaco, trabajo finalista del Premio Gabo 2018 categoría Innovación. ¿Cuál fue el desarrollo de este proyecto y por qué decidieron trabajar fundamentalmente con imagen y el formato de “scrolly-telling”.
En realidad fui el editor de la serie y tuvimos el honor de ganar el premio en la categoría Innovación. En ese momento estábamos haciendo una serie de crónicas sobre el problema de la tierra en Paraguay (Los desterrados no van al supermercado). Pero teníamos el problema de que nos era demasiado costoso reportear el enorme territorio del Chaco. Así que decidimos hacerlo en scrolls, que ya lo teníamos desarrollados.
Son reportajes ilustrados diseñados para verse en móvil, se avanza a través del gesto del pulgar que ya lo incorporamos naturalmente, y permite la posibilidad de combinar texto, ilustración y animación para hacer una lectura inmersiva. El jurado del premio Gabo lo resumió muy bien: permite explicar fenómenos complejos de manera sencilla. De hecho, hemos llegado a públicos inesperados con él, nuestra serie «Los desterrados del Chaco» tuvo muy buena recepción en niños y niñas.
¿Qué peligros y qué bondades traen estas nuevas tecnologías a la hora de informar e informarse?
Las nuevas tecnologías permiten una diversidad inédita de formatos para contar historias, eso me parece fascinante, pero a la vez son tan efímeros los formatos y las publicaciones que se tiene la sensación de que el trabajo dura un pestañeo. Otro problema es cómo hacemos que nuestro trabajo llegue a la audiencia que lo necesita; y ahí las tecnologías en manos privadas son una traba importante, sus algoritmos están diseñados para crear burbujas, donde no se puede dialogar. Un camino que buscamos es depender un poco menos de este tipo de redes, a través de canales como whatsapp o encuentros presenciales.
Si hablamos de Estado y de Religión, ¿Te aparece un nuevo escenario en el modelo de las democracias latinoamericanas?
Hace poco publicamos con otros 15 medios de la región la serie Transnacional de la Fe, en la que se documenta la influencia de grupos evangélicos dentro de la Casa Blanca y su agenda ultraconservadora para incidir en la política Latinoamericana. Ya se ven sus resultados en varios países y el caso de Bolivia y Brasil son muy elocuentes de su efectividad y agresividad. Es claramente un escenario de avance veloz del conservadurismo más excluyente desde el ascenso de las dictaduras militares en los 60.
¿Qué lugar ves que ocupa el marketing estratégico y las nuevas tecnologías a la hora de construir y difundir tanto propuestas como farsas políticas en la región?
Creo que toda la comunicación cambió tanto en los últimos cinco años que la academia no ha tenido tiempo de explicarlo. Y en comunicación política su impacto es arrasador. Si consideramos que una mentira solo tiene que enlazarse con otra para seguir difundiéndose, el periodismo parte en clara desventaja, ya que está obligado a verificar sus publicaciones. En tiempo de comunicación instantánea, es uno de los grandes desafíos del oficio. Por esta y otras razones, desde El Surtidor intentamos seguir la máxima del Gabo, «la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor.»
Si tuvieras que hablar de una ética, ¿cómo definirías la realidad y las necesidades de los comunicadores del mañana?
Es una pregunta difícil, me cuesta ponerme en el lugar de visionario. Se me ocurre que los comunicadores deberemos tener mayor capacidad de adaptarnos a cambios radicales, pero a la vez mantener los valores esenciales del oficio, sus metodologías y su ética. Aquí me parece importante resaltar los trabajos del recientemente fallecido Javier Darío Restrepo, que ha escrito y muy bien sobre ética periodística.