Hace tiempo que Woody Allen no se despacha con una obra maestra, cosa que no es reprochable si consideramos que son pocos quienes cuentan con una en su haber mientras que el colorado de lentes suma no menos de media docena en su trayectoria. Pero no solo la acumulación le fue jugando en contra (hay toda una generación que lo recordará por la sosa Match Point en lugar de la sublime Crimes & Misdemeanors), sino que hoy es moda odiar a Woody.
En un momento de vindicaciones y reclamos el viejo Allen es una figurita difícil, su vida privada rumbeó por espacios dudosos para el buen gusto de la clase media judeocristiana y si a eso sumamos los entuertos legales y denuncias faranduleras, tenemos un dead man walking artístico. No importa que en los juzgados haya sido sobreseído de todos los cargos ni tampoco que su calidad humana no tenga necesariamente que ver con su arte: Grandes hijos de puta han sido encomiables en sus producciones artísticas y no doy ejemplos porque todos admiramos a cuatro o cinco…
Lo cierto es que en medio del linchamiento y bastante agotado de sus últimas producciones, me senté un rato a ver A rainy day in New York, su película de 2019, y me gustó bastante. Es una historia pequeña pero que encastra con el historial mítico de Allen, una historia de pareja y sobre la identidad. Los diálogos son tupidos, a veces pomposos y poco creíbles, pero sin embargo verosímiles con ese imaginario personal, subjetivo e intimista del autor. Las obsesiones de los personajes son las de siempre, pero medio pasadas por agua, un Woody Allen 2.0, tratando de amoldarse a una nueva generación, lo que es entendible dado que no importa qué tan particulares sean los personajes, que lo son, siendo que han nacido en los últimos años del siglo XX. Ambos protagonistas son jóvenes estudiantes en el Yardley College.
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) es hijo de una familia acomodada en Nueva York pero, a pesar de una sólida formación estética dedica su tiempo al juego y las apuestas, está desinteresado en su carrera académica y pareciera, en cierta forma difusa (como siempre lo es en determinadas alturas) rechazar los beneficios de status y de clase, solo lo mantiene en eje el enamoramiento con su novia, Ashleigh Enright (Elle Fanning), quien es de Tucson y su padre es dueño de varios bancos. Ashleigh sueña con ser una gran reportera y no pareciera sentir incomodidad alguna con los derechos acumulados a través de la billetera paterna.
Gatsby se entera de que Ashleigh viajará a Manhattan para entrevistar al director de culto Roland Pollard (Liev Schreiber) para el periódico de la universidad y planea un fin de semana romántico con ella.
Gatsby no les dice a sus padres de su viaje porque sabe que planean una fiesta elegante ese fin de semana y lo último que quiere es perder una bella la noche en presentarles a su novia.
Cuando llegan a Manhattan, Ashleigh conoce a Pollard y él la invita a una proyección de su nueva película con su escritor Ted Davidoff (Jude Law). Mientras tanto, Gatsby se encuentra con un amigo, que es estudiante de cine, y acepta participar en una escena de beso con Chan Tyrell (Selena Gomez), quien es la hermana menor de una ex novia. Durante el fin de semana lluvioso en Nueva York, Gatsby y Ashleigh serán sometidos a diversos desencuentros y tendrán nuevas experiencias con las que profundizarán en su autodescubrimiento.
Nada nuevo en la iconografía de Woody y sin embargo hay algo original, algo que funciona en la película y que nos devuelve a sus grandes producciones: New York. La ciudad aparece como protagonista ausente, como el espacio simbólico que está en el corazón de la trama con todos sus matices y también como fundamento del desenlace. Y es que New York es ni mas ni menos que la mejor creación de Woody Allen. Fue él quien dotó a la ciudad de espíritu, de romanticismo. Quien dio vida a cada una de sus barriadas… New York es un espacio ficcional instalado en el inconsciente colectivo por Woody Allen… No es poco para un comediante judío bajito, de contextura endeble y amante del jazz.
Título: A rainy day in New York
Director: Woody Allen
Reparto: Timothée Chalamet, Elle Fanning, Liev Schreiber, Selena Gomez, Jude Law, Diego Luna, Cherry Jones y otros
Duración: 92 min.
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