Salva Rubio es especialista en encontrar los epicentros de las grandes biografías, los momentos clave que definen y conmueven. En Monet. Nómada de la luz inicia su relato con el pintor en su senectud, casi ciego de cataratas y con temor de operarse. El Monet que ya se ha transformado en tótem de la pintura moderna, que sigue produciendo, porque su vida es su arte, pero que ya ha triunfado. Que encontró la vida holgada que siempre había deseado.
La operación lo obliga a permanece con los ojos cubiertos durante tres días y desde esas brumas se desatan los recuerdos. Rubio recorre así la primera infancia del pintor, su decisión de dedicarse al arte. La resistencia de su padre. Los primeros pasos en su formación formal y su fervorosa determinación anti academicista. Su pésima administración económica, su amistad con Renoir, con Bazille… su antagonismo con Degas. Su cualidad de liderazgo y el nacimiento del término Impresionismo.
La narración nos interna también en la vida emotiva de Monet, en su trágica relación con Camille-Léonie Doncieux, quien sería modelo de innumerables obras, le daría sus primeros hijos y dedicaría su vida al artista. Nos cuenta también la historia de Madame Alice Hoschedé que terminaría abandonando a su marido y su vida de lujos para apoyar a un apasionado pero todavía paupérrimo Monet que oscilaba entre el despilfarro y la mendicidad.
Desde las tinieblas de sus ojos bien cerrados el artista recorre el esfuerzo vital constante, su obsesión por la iluminación, por la luz por encima de los objetos y su empecinamiento en lograr una nueva expresión artística absolutamente personal y su final victoria luego de que Renoir le hiciese comprender que sus argumentos ya habían ganado la batalla.
El apartado gráfico, esta vez corresponde como pocas decir “arte”, está a cargo de Ricard Fernández “EFA” que juega con los colores y trazos de la época y del autor en cuestión, establece diversos juegos de espejos con obras clásicas de Monet y de sus colegas. Plasma también los estados de ánimo desde la luz y el color en un trabajo realmente insuperable.
Una obra profunda, emotiva y vibrante, que no se guarda de contar la evolución artística, social y política europea entre 1862 y 1923.