La narrativa de Manzone transita con solvencia el umbral que habita entre el género policial y el terror, enajenando elementos de la cotidianeidad hacia el territorio de lo extraño, lo siniestro. El presente texto es parte de su libro Un Silencio Diferente.

Alejandro Manzone - libro

– Yo nunca le conté esta historia a nadie y, la verdad, no sé por qué ahora se la cuento a usted que es un total desconocido. A mi edad no creo en las casualidades. Quizás lo elegí a usted porque tiene más o menos la misma edad que mi hijo, mejor dicho la que él tendría si viviera. En mi casa, cada vez que llovía me quedaba sin teléfono, un problema de cableado seguro, de algún mal contacto que con la humedad… qué sé yo. Esa tarde había estado lloviznando sin parar y yo, por supuesto, sin tono. De repente escuché que llamaban, apenas un tintineo entrecortado, corrí pensando en que era alguien que tenía dificultades para comunicarse. Cuando estaba por decir “Hola” escuché que hablaban del otro lado, y no conmigo, se había ligado, de manera que no dije nada. Me quedé en silencio, tapando el auricular con la mano. Eran un hombre y una mujer. Al principio, por la forma en que se trataban, me pareció que era una pareja que se estaba despidiendo, pero luego, y por eso digo que las casualidades no existen, me di cuenta que estaban cerrando un pacto suicida, que cada uno de ellos, en un extremo distante de la ciudad, tenía un arma en la mano y que, después de verificar los detalles, a la cuenta de tres se iban a disparar al mismo tiempo. Sentí un calor que me subía desde las entrañas de los recuerdos, no podía diferenciar entre la compasión y el odio. Ahí me di cuenta de que a mi hijo nunca lo había perdonado. Casi instintivamente tuve la intención de hablar, de detenerlos, tratar de convencerlos. Pero no, estaba seguro de que si intervenía en la conversación, lo único que iba a lograr era que cortaran y no tendría ninguna otra posibilidad de salvarlos. Así que me contuve, con mucho esfuerzo se lo aseguro. Al principio no sabía que hacer. Matarse no es fácil; me preguntaba si estos dos lo harían. Cuando encontraron a mi hijo había doce colillas de cigarrillo en el piso, se ve que dudaba, que le costó. Si lo estoy aburriendo dígame…. Bueno, yo lo viví como una oportunidad para evitar una tragedia. Entonces, tomé la regla de madera y me preparé. Cuando la cuenta terminó, acerqué el auricular para que se escuche bien y solté de plano la regla contra el escritorio, como si aplastara una mosca con todas mis fuerzas, con toda la bronca de estos años. Rápidamente me puse de nuevo el tubo al oído para saber si mi plan había dado resultado y escuché un click de alguien que cortaba, varios segundos más tarde, el otro click. ¿Qué me dice? …los salvé. Y sabe una cosa, desde aquella tarde de lluvia siento que la vida, llámelo casualidad o como quiera, me dio esa oportunidad como una pequeña compensación. Insisto, no sé por qué le cuento esta historia a usted que es un total desconocido, quizá lo hago porque, de vivir, él tendría, más o menos, su misma edad.

Alejandro Manzone- Foto

Alejandro Manzone nació en Buenos Aires en octubre de 1950. Participó de los talleres de escritura de Ana Auslender y de análisis literario Osvaldo Gallone. Publicó en diversas antologías. En 2003 obtuvo una Mención de Honor en el 8° Concurso Urbano y Suburbano, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires; en 2004 fue Semifinalista de la Convocatoria de iRojo Editores; y en 2005, Accésit en el Concurso La Razón en el género Cuentos de Terror.

A finales de 2006 publica su primer libro titulado “Un Silencio Diferente y Otros Cuentos”

En el transcurso del año 2008, algunos de sus cuentos fueron leídos en el programa “Antípodas” por Radio Cultura y, también, en el programa “Noches de Diván” por Radio Mitre.

Su cuento “Uno, Dos, Tres” sirvió de base para el guión de un cortometraje que fue filmado por el director Aníbal Martínez en 2008.

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