HABÍA UNA VEZ.
Un espacio ignorado y sin esquinas; otro tiempo postergado. Una construcción narrativa con eje en el norte de Chile. Una novela cuyo autor es dado a luz en aquella zona, ahora convertida en tierra fértil para la literatura. Una mirada sobre esa misma geografía, ahora simbólica y antes invisibilizada. Un horizonte explorado por Diego Zúñiga y sus personajes.
Pocos espacios de protección en ese escenario hostil. Aspectos de un tiempo que se extiende y de un lugar que se acorta. Su dimensión política y social. Una relación entre la trama, ese ambiente y este tiempo. Un contenido que emerge de la realidad. Angustias, dudas, soledades. Descripciones que logran abrirle paso al narrador que desde afuera, de la historia, la cuenta con lujo de detalles y anticipa hechos. Una literatura crítica, sobre una realidad desdibujada entre culpas invertidas y falsas apariencias. Puntos de vista, enfoques. El camino, la impunidad; desaparecer en la oscuridad. Vínculos rotos en lo inmediato. Actitudes y emociones. La mentira inconsciente, los secretos y el vacío que separa lo que hacemos de lo que somos.
Apuntar, disparar, capturar la imagen y correrla del lugar. La narración fingida. Una franja difusa entre la realidad y la ficción; un límite incierto. Una disputa entre cosmovisiones del mundo. La fe y el delirio místico. Lo previsto y lo imprevisto. Los dedos en el vaso dado vuelta, los viernes de la ouija. Lágrimas de sangre en el rostro de la Virgen; la fábrica de bombas de racimo.
Imágenes acumuladas -cada una de ellas se ve o se piensa-. Un cuerpo al costado de la carretera; la muerte que no deja huellas. Una silueta, la silueta del horror. Salieron de sus casas y no volvieron más. Un pueblo en medio del desierto. La Biblia y el calefón; las Torres Gemelas y el hombre del maletín. Incendio, explosión, derrumbe. Y otra vez suenan las sirenas. Fiestas en La Ponderosa; las niñas de Alto Hospicio; el castillo de arena.
Había una vez un fotógrafo que tomaba imágenes escondido detrás de su cámara; fotografiaba todo sin saber que…, todo, es mentira. Ideas expresadas mediante los personajes; una postura crítica, del autor, orientada a denunciar tanto la inoperancia de una burocracia perpetua, como la irresponsabilidad y especulación de los políticos por conveniencia y el desinterés que se advierte en la investigación de este caso concreto. En fin, el autor denuncia la indiferencia institucional frente al sufrimiento que padecen los alejados del poder y, hablando del poder, la novela también sacude polvo de la dictadura de Pinochet.
Título: Racimo
Autor: Diego Zúñiga
Editorial: Random House
248 Páginas