El día que la Tierra se detuvo
Gillon, ganador del Gran Premio de Angoulême en 1982, nos presenta la que fuera tal vez su obra más personal. La superviviente, desarrollada entre 1985 y 1991 participa del mismo motor conceptual que impulsó obras como Watchmen o V de Vendetta, la guerra fría. Se trata de una distopía erótica y post-apocalíptica que narra la historia de Aude Albrespy, en principio, la única superviviente de un cataclismo atómico que ha barrido a la humanidad de la faz del planeta. La novela gráfica comienza cuando Aude emerge de las profundidades del océano, en las que quedó atrapada por el movimiento tectónico ocasionado por la hecatombe nuclear, mientras buceaba. El mundo al que emerge Aude es un mundo detenido en el momento de su destrucción. Los seres humanos han desaparecido, se han evaporado, pero el gesto de la civilización continúa en el automatismo inerte de los “cybers”. Elemento clásico de las ficciones futuristas, los Cyborg o robots aparecen en La superviviente, con una marcada estética vintage, como metáfora de un capitalismo anestesiado que supo anticipar con tediosa displicencia el fin de los tiempos.
Aude se refugia en un lujoso Hotel de este Paris automatizado, en donde conoce a Ulises, un mayordomo mecánico que se convertirá también en su amante.
Eros y Tánatos se amalgaman en la melancolía negra de Aude, que toma forma en el tedio y las prácticas sexuales estériles y autodestructivas, mientras que Ulises comienza a perfilar una autoconciencia que reflexiona, primero intelectualmente desde una ontología materialista y luego empíricamente, sumergiendo a Aude en un panóptico sadomasoquista.
Titulo: La superviviente
Autor: Paul Gillon
Traducción: Andrés Hispano
Editorial: Glénat
192 páginas