Era una noche cálida, pero de frío viento; este acariciaba la cintura de una bella mujer que admiraba las estrellas, cuerpos celestes que muestran la agonía del desaparecer en el pasado.

No lloraba, a pesar de que un recuerdo atroz atormentaba su mente. Junto a ella, una niña de no más de seis años descansaba en su regazo. Los cabellos de la pequeña, oscuros y finos, acariciaban la arena pálida y lisa; mientras que la corta cabellera de la mujer era peinada por las ráfagas del viento. La naturaleza ofrecía a ambas un escenario admirable, del cual eran las protagonistas. A lo lejos se podía escuchar lo que parecía el aullido de un lobo, junto al graznido de urracas, o tal vez gaviotas. El mar, ante ellas, ofrecía una luna espléndida.

Una mujer sin familia y una niña sin padre, o tal vez dos hermanas huérfanas que solo se tenían la una a la otra, nunca se podrá saber. Sin embargo, la tristeza de sus ojos sólo podía significar una cosa: estaban solas.

La mujer agarraba con fuerza un pequeño dije de plata, una unión pérdida o un amor abandonado; una cadena, del mismo material rodaba el cuello de la niña dormida, o tal vez muerta. Un brillo plateado cayó al mar, lágrimas de tristeza y agonía empapaban las mejillas de ella.

Era una noche cálida, pero de frío viento; este acariciaba la cintura de una bella mujer que lloraba admirando las estrellas, cuerpos celestes que muestran la agonía del desaparecer en el pasado.

Sobre El Autor

Mora Peretti Milazzo tiene 15 años, cursa el secundario en Paideia. Hace cinco años estudia en la Escuela de Teatro de Nora Moseinco. Ha participado en la película "Mamá se fue de viaje" en el personaje de Bianca. Cursa talleres de literatura y guión.

Artículos Relacionados