Siempre tuve devoción por Shazam, a Superman tuve que aprender a quererlo, pero con Shazam fue amor a primera vista. Esa cruza extraña entre superhéroe y personaje de Archie, villanos lisérgicos como el Doctor Sivana o Mr. Mind, esa oruga gigante que es una mente criminal privilegiada; Tawky Tawny, el caballeroso tigre y, por supuesto, el campeón destronado, Black Adam…
Desde las figuritas de Cromy y los dibujitos animados a los comics de C.C. Beck el personaje siempre supo llamar mi atención. De las versiones modernas adoré sus apariciones en la liga de Giffen y me gustó la versión del personaje que hizo Jeff Smith hace unos años (especialmente desde la gráfica).
Se trata de un personaje magnífico pero difícil de traer al esquema narratorio contemporáneo. Difícil de integrarse en un universo que no contemple el humor y el non sense caricaturesco ¿Quién mejor para intentarlo que Geoff Johns entonces? La persona que supo darle nueva vida a casi todos los íconos de la editorial DC. De hecho fue el propio Johns quien llevó a Black Adam a su más lograda expresión en el que tal vez sea el mejor arco argumental de su JSA, una de las mejores series de superhéroes de las últimas décadas.
Johns supo salir bastante airoso en la reinterpretación de Shazam que hizo a lo largo de su etapa guionizando Justice League durante los años de Los nuevos 52, obra en la que someramente se basó la película de 2019 (que pasó sin pena ni gloria por los cines de todo el mundo antes de ser clausurados por la pandemia).
En Shazam and the Seven Magic Lands el buen Geoff, que ya nos hubo presentado a la nueva familia Marvel amplía el universo del personaje tratando de integrar ese mencionado non sense lisérgico del Shazam clásico a la lógica del actual universo DC, tarea poco fácil. Aparecen aquí el doctor Sivana y con rol absolutamente protagónico Mr. Mind, menos caricaturesco, pero al mismo tiempo sin mayores cambios.
Inspeccionando la Roca de la Eternidad la familia Marvel encuentra las rutas hacia las llamadas siete tierras mágicas, su recorrida por las mismas va a ampliar el universo del personaje y sus posibilidades. De The Wildlands Johns recupera, para mi niño interior, a Tawky Tawny, en The Wozenderlands nos presenta un universo fusionado de las tierras de OZ y el país de las maravillas; The Gamelands es una fantasía gamer, mientras que The Funlands es una metáfora sardónica de Disneylandia. En su recorrido Billy Batson deberá completar la familia Marvel con un séptimo miembro, destinado a regir junto a los seis actuales estas siete tierras.
A todo esto, Mr.Mind pergeña la forma de liberar a su sociedad de monstruos para tomar dominio de todos los planos de la realidad. Johns sabe equilibrar el humor, la emotividad y la acción, (incluso el horror) y la serie toma varios giros interesantes, como recuperar al padre biológico de Billy Batson y allanar el camino para la futura película de Black Adam, al tiempo que recupera elementos del viejo universo DC (de forma parecida a como Rucka lo hace en la serie Lois Lane enemiga pública, en especial un personaje que evidentemente dará mucho que hablar. Pareciera que esta pobre renovación que fue Los New 52 va llegando a su fin. Ojalá DC sepa recuperar algo parecido a sus años de gloria, mientras tanto disfrutemos de las escasas posibilidades de disfrutar de nuestros personajes más queridos.