Leer un libro de Edouard Levé es meterse en una suerte de cubismo literario, de un rompecabezas que una vez terminado no forma una figura definida más allá de la que cada pieza contiene. No se avanza linealment...
De corrido.
Un montón de frases que se van revelando y desaparecen.
Tres segundos para dejar su marca o desvanecerse entre toda esa marea que viene detrás suyo.
Y caen.
Una atrás de otra.
De corrido.
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