La primavera japonesa nos trajo el fin de la era Heisei (8 /1/1989- 30/4/2019) y el comienzo de la era Reiwa, la primera en comenzar sin la muerte de su emperador entronizado.
El primer día de mayo comienza la era Reiwa y con el fin de la era Heisei, la partida del creador de Lupin the third, Monkey Punch, días atrás. El actor Uchida Yuya quien trajo a The Beatles a Japón (a quien entreviste para Evaristo) y muchas otras figuras y guerreros se fueron, como el director que filmó la trama-de-muerte del escritor kamikaze Yukio Mishima: Wakamatsu Koji (también fue entrevistado para Evaristo). En días recientes el emperador entregó (retornó) dos de las joyas mitológicas al santuario de Ise: La espada y la joya (el espejo, la tercera, no se ha movido de allí). Este contexto y su épica nos ha suspirado en recientes semanas. El final día de Heisei será treinta de abril, la era heisei (esta vez con minúscula) morirá con su emperador vivo (algo como el pelo que crece, en un cadaver) y la piel se nos erizará… el primer día de Reiwa (nombre tomando del poemario Manyoshu) será el primero de mayo. Un nuevo emperador recibirá al Sol Naciente. Las olimpiadas, acarreando toneladas de turistas se celebrarán y el escenario global se trasladará al orden político-deportivo: ¿será batiendo un récord de la era Reiwa? ¿Las nuevas estructuras económicas proveerán lo esperado sobre el contexto armónico conceptual del «reiwa» («la era de preciosa paz, hermosa armonía»)?
Profundizando, encontramos el nombre Reiwa, proveniente del poemario que Damián Blas Vives desmenuzaba en su cátedra de literatura japonesa, en la Biblioteca Nacional, El Manyoshu (según Wikipedia: es la colección de waka, poesía japonesa más antigua existente y de más relevancia histórica, compilada durante el período Nara, e inicios del período Heian. El compilador, o el último de una serie de ellos, se cree fue Ōtomo no Yakamochi, y el último poema registrado en la colección data del año 759. La colección contiene varios poemas de más antigüedad, siendo en su mayoría anónimos o erróneamente atribuidos a otros autores de mayor fama). El extracto kan-bun del Manioshu que da nombre a Reiwa, curiosamente en la misma línea, el nombre de mi hija:
于時、初春令月、氣淑風和、梅披鏡前之粉、蘭薫珮後之香。
It was in new spring, in a fair («Rei») month,
When the air was clear and the wind a gentle («wa») breeze.
De la “Colección de la miríada de hojas” nos deleitaba la traducción -voladísima- de Antonio Cabezas (“Manioshu: colección para diez mil generaciones.”) la cual realmente por momentos se tornaba algo así como “flamenca de día, nipona de noche”. Diremos que, desde el ayer, al hoy representa una “biblia de japoneidad“, desde el hoy al ayer, Reiwa, nos sugiere en su primer carácter, el rei (レイ) de la elegida como protagonista elevadamente destacada de animación japonesa en la era Heisei: Ayanami Rei, de Evangelion. Por cierto, anime es un término creado por Tezuka Osamu para definir una animación de «bajo presupuesto», una que emplea pocos acetatos, los recicla ingeniosamente y los superpone obstinadamente, y sin embargo, su precariedad revolucionó aspectos del mundo actual. Rei: Una muchacha alienada, colgada, impedida de conectarse con sus sentimientos, casi como en Kitchen de Banana Yoshimoto. Una materialización del vacío. Una idealización del «yo» budista (y su implicación). Una-cierta-encarnación-de-vacuidad. El fenómeno de Rei Ayanami provocó que artistas musicales le dediquen hasta canciones a un personaje ficticio, pero «definidor» de una época, como Bump of Chicken con la canción “arue” título que representa en japonés las iniciales de Ayanami Rei (r, a, en su lectura en inglés). Curiosamente el carácter de Rei (令) cuya pronunciación se comparte con el de la nueva era, estigmatiza y conecta al pasado con el futuro a través de una ambivalencia. En el caso de Ayanami Rei se escribe en el silabario fonético katakana, obnubilando el carácter que se escondería, solo develando la pronunciación fonética de este, sumándole niebla.
El mes, poco a poco arruma su fin y personalmente me mudo de la prefectura de Kanagawa a Tachikawa, Tokyo (esta vez, con «y»). Mi amigo Ignacio Gatti, quien estudia en la Todai participo de una entrevista al Charly García japonés: Yoshiki de X Japan (recuerdo cuando comprábamos discos de este grupo en el Barrio Chino de Belgrano). El noticiero de las 18 anuncia los best sellers de la era Heisei: han sido Kitchen y Tsugumi de Banana Yoshimoto (la sorpresa es bien grande, sobre todo para los «sabiondos de los papers»). La adaptación de Kitchen al cine chino y Tsugumi al cine japonés -vistas por quien escribe- merecen aprecio, destacan y de alguna manera adelantaron este resultado). Se menciona la trilogía que apuro a muchos tíos a comprarla en navidad para lucirla (gafas calzadas) en un viaje en avión: 1Q84 (Tokyo Blues, como una sombra de ese algo que fue o no). La ilusión de un Nobel que no llego (lo importante era, que nunca llegará). Tokio gira y aquí lo presenciamos. Adustos. Esperamos a Blas Vives. Esperamos a todos. El 3/5 permanecí toda una noche en vela: mi hija nace. Su nombre no sale del Manioushu, proviene del Genji Monogatari. El hijo del protagonista, una pista.